viernes, 10 de junio de 2011

… Y REGRESAR A LA MONTAÑA


Shifu Carlos García crea San Cai Men como espacio para los seminarios de su escuela

La niebla abandona sin prisas las laderas de la montaña dejando a la vista un tupido bosque de pinos, encinas y robles. Entre esta espectacular paleta de verdes destaca un par de banderas, azul y roja, con sendos dragones que empiezan a ondear sus cuerpos mecidos por la incipiente brisa. Parecería, por los estandartes y el muro marrón rojizo que tenemos delante -tono habitual en los templos chinos- que realmente estamos en el país del centro, pero en realidad nos encontramos en Collserola, a veinte minutos de Barcelona ciudad.

Es sábado 4 de junio y mis compañeros de práctica y yo estamos a punto de traspasar por primera vez el arco de entrada a San Cai Men, el espacio que shifu Carlos García ha habilitado para su práctica personal y para su escuela Wushu Sanchai. Él y su mujer María nos reciben con cariño y nos descubren este lugar tan especial, dispuesto en terrazas soportadas por sólidos muros de pizarra que salvan la pronunciada pendiente de la ladera. “Este maravilloso lugar - nos informa shifu Carlos– consta de tres niveles, siendo propicios para las prácticas de la alquimia interna: un primer nivel para la esencia, un segundo para la energía y un tercero para el espíritu; de ahí el nombre de San Cai Men (Puerta de los tres tesoros). El tres es un número muy especial en el I-Ching. De hecho, Tres Tesoros es también el nombre de nuestra escuela de Wushu. Aquí puedes llegar a atravesar la puerta del cielo Tian Men.” Según comenta shifu Carlos, el lugar tiene un Feng shui totalmente favorable para las prácticas del kungfu, el qigong y la meditación. Eso no evita que haya tenido que intervenir en el terreno, tanto a un nivel energético como físico. Él mismo nos explica cuál ha sido su actuación en el plano energético: “Cuando entras por vez primera a la que va a ser tu futura morada es conveniente realizar una serie de limpieza para que las malas energías desaparezcan. Por tanto, realizamos unas limpiezas a través de prácticas taoístas. En verdad quedan aún cosas por hacer, pero éstas son mínimas. La energía yang ya esta haciendo presencia… “. A nivel físico, la intervención es más que evidente, dado que era un lugar deshabitado desde hace tiempo. Después del intenso trabajo de desbroce y acondicionamiento que en las semanas anteriores han llevado a cabo shifu, María y algunos compañeros, los tres niveles han quedado convertidos en excelentes zonas de práctica, presididos por las banderas y diversa simbología taoísta: los caracteres del yin y el yang, el Bagua…

Vamos ascendiendo por el primer tramo de las escaleras, al final del cual la escultura de un buda nos espera, sonriente. Shifu Carlos nos aclara el significado de la figura: “en muchas ocasiones, cuando hacemos acto de presencia en lugares con mucho poder energético o religioso es obligado tocar, por ejemplo, las estatuas sagradas, los pebeteros o calderos, símbolos de poder, etc.; en nuestro lugar, es obligado tocar el vientre del Buda Maitreya, así como meditar con los símbolos del Bagua que tenemos en varias zonas de San Cai Men”. Siguiendo sus indicaciones, uno a uno acariciamos la barriga del buda al pasar junto a él.

En el segundo de los muros de piedra se abre un nuevo arco bajo el cual nace otra escalera. Ascendemos por ella alcanzando otro nivel, donde una sencilla construcción, invisible desde la calle, nos espera con la puerta abierta. Se trata de una vivienda minimalista, dispuesta a cederle metros y protagonismo a las zonas de práctica y a la naturaleza que la rodea. Desde esta altura, la ladera de la montaña vecina, libre ya de la niebla, resulta un panorama espectacular. “Por la tarde -nos avanza shifu- puedes ver como la fuerza yang se oculta dando paso a la fuerza yin. Es un privilegio que no tiene parangón alguno”.

Ante la casa, una parra, una morera y una pérgola crean un espacio de sombra que nos invita a la tertulia y a la confraternización. Pero ya habrá tiempo para eso. Ahora toca practicar duro. Este fin de semana, shifu Carlos García ha convocado a algunos de sus alumnos más antiguos a San Cai Men, donde impartirá un seminario de Baguazhang avanzado. La elección de esta materia para inaugurar el lugar no ha sido gratuita: “El Baguazhang tiene un poder muy especial: la capacidad de mover la energía de tu cuerpo a través de tu movimiento. Y cuando se dominan las 8 puertas, llega la capacidad de mover la energía que te rodea, limpiando así el entorno en el que vives. Por ello he congregado a los alumnos más antiguos, dado que vuestra energía ya es visible en bagua. En definitiva todos unidos tenemos el poder del Ba Qi Men, la energía de las 8 puertas”.

Nos dividimos en dos grupos; uno de ellos aprenderá Bagua xing lian zhang, combinación de los ocho caracteres de Bagua Zhang. Los otros, que ya conocemos ese esquema, estudiaremos Qi beng ba zhang, las ocho palmas básicas de Bagua. El programa contempla aprender primero las secuencias trabajando en línea, energía no natural, para después incorporar dichos movimientos al círculo, y buscar así la energía natural. En las zonas de práctica, ya nos esperan los troncos que en su momento servirán como eje de nuestro zou quan (caminar en círculo).

Iniciamos la práctica. Nuestros pies aplastan y remueven el suelo una y otra vez y un embriagador aroma a tierra húmeda inunda el ambiente. La brisa arranca notas musicales de los móviles de Feng shui que penden de los árboles para atraer la buena energía. Con breves pausas para tomar apuntes y beber agua o té, la mañana transcurre agradable y tranquila, concentrados en el aprendizaje de estas ancestrales formas. Precisamente en uno de estos cortos descansos podemos comprobar con asombro cómo las leyes del Feng shui ya empiezan a dar resultado. Segundos después de comentar con shifu Carlos el poder del símbolo del Bagua como generador de buena fortuna, un vecino del lugar pasa por la calle y se queda admirando nuestros movimientos. Ya conoce a shifu de algún día anterior y entabla una cordial conversación con él; al despedirse, le ofrece en obsequio un terreno cercano para que cultive lo que quiera. Sin duda, San Cai Men empieza a atraer fortuna y buena energía.

Tras horas de ejercicio llega el momento de reponer fuerzas. Cada uno de nosotros aporta algo a la comida comunitaria: aperitivos, tortilla, arroz, hortalizas y carne caseras, productos vegetarianos, pan con tomate, queso, frutas… Mientras dos de los compañeros marchan a por bebidas frescas, otros se distribuyen el trabajo bajo la pérgola: poner la mesa, supervisar la parrilla, hacer las ensaladas… Cuando la expedición de las bebidas regresa, después de una odisea para encontrar el camino de vuelta, empieza una animada comida durante la cual shifu Carlos satisface nuestra curiosidad por este lugar.

¿Cuál era su idea inicial al buscar un lugar como éste?
“La idea principal era que todos los alumnos de Wushu Sanchai pudieran practicar en verdad en un entorno mágico como éste. Es, en realidad, venir a la casa del maestro y compartir y disfrutar de esta energía natural mientras se estudia el kungfu tradicional”.

¿Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a este proyecto?
“Mucho tiempo, en verdad desde que Wushu Sanchai (como grupo de práctica) creció y se consolidó en la comunidad marcial”.

¿Por qué, al crecer y consolidarse su escuela, ha optado por esta opción, en vez de hacer lo que hace la mayoría: buscar un local más grande en la ciudad?
“Lo he hecho básicamente por ustedes, mis alumnos. No es lo mismo apuntarse a un seminario por el que pagas una cantidad de dinero y luego realizarlo en un centro urbano, que hacerlo aquí, donde puedes trabajar a otro nivel, en un entorno natural”.

¿Qué supondrá este lugar para su escuela Wushu Sanchai?
“Podremos realizar todos los seminarios durante todo el año en este maravilloso lugar de silencio y misterio. Vivir de verdad momentos en familia, poder realizar periódicamente prácticas meditativas y mucho más… Es el regalo que quiero hacer a mis alumnos, precisamente ahora, que se cumple el décimo aniversario de la escuela Wushu Sanchai. Una manera de agradecerles a todos ustedes que con sus contribuciones mensuales a lo largo de estos años me han permitido entregarme al kungfu en cuerpo y alma, y seguir profundizando en mi práctica día a día”.

¿Cómo dio con este lugar?
“Lo encontré a través de un alumno de la escuela, el cual nos avisó de esta gran ocasión”.

¿Qué le hizo decidirse por él para fundar San Cai Men?
“Una serie de circunstancias favorables como, por ejemplo, la inmediatez del lugar en relación con la ciudad: era importante que estuviera cercano a todos los alumnos que deseen visitar al maestro y practicar con él. También por la inmensidad del lugar, por la situación del terreno; en definitiva, por su esplendido Feng Shui”.

¿Se ha inspirado en algún lugar de los que ha conocido en sus frecuentes viajes a China?
“Sí, por supuesto, me he inspirado mucho en lugares como Wudang Shan. Usted también ha viajado conmigo a estos lugares y seguro que ha experimentado también lo especial de estos sitios: sus templos de piedra, sus montañas, la niebla que lo envuelve todo, lo solitario del lugar, el misterio que emanan todos y cada uno de sus 5 elementos,… siendo esto parecido a lo experimentado en China”.

La cordial sobremesa, el cálido sol de la tarde y el sosiego del lugar nos ponen difícil la vuelta a la práctica, pero todos, empezando por shifu Carlos, estamos decididos a concluir hoy la secuencia completa en línea.

Y lo conseguimos. Cuando empieza a oscurecer, con nuestras cabezas llenas de nuevas secuencias y nuestros cuerpos cansados pero satisfechos, unimos los dos grupos y, ante la mirada de shifu Carlos, mostramos a nuestros compañeros el trabajo desarrollado durante todo el día. Misión cumplida. Volvemos por unas horas al vértigo de la ciudad.

El domingo la práctica continúa durante toda la mañana. Es hora de aplicar al círculo lo aprendido. Antes de pasar a ese punto, durante los ejercicios de preparación del cuerpo, shifu aprovecha que estamos los alumnos más antiguos para desvelar alguna clave de los primeros ejercicios de calistenia, y así conseguir una mejor movilización de la energía y una circulación más eficiente de ésta a través de los meridianos vaso gobernador y vaso concepción.

A continuación recordamos lo aprendido el día anterior para pasar seguidamente al trabajo en círculo. El duro esfuerzo de ayer tiene ahora su compensación, porque guiados por el ejemplo y las esclarecedoras instrucciones de shifu, antes de que acabe la mañana podemos reproducir girando alrededor de un eje las secuencias que forman Bagua xing lian zhang y Qi beng ba zhang. A partir de ahora, tocará acabar de asimilarlas profundamente, practicándolas una y otra vez en las clases habituales hasta sentir el movimiento natural. Shifu Carlos decide completar la mañana enseñándonos diversas aplicaciones de las palmas de Bagua Zhang y parte de la combinación en pareja del Ba xing zhang.

El Baguazhang es uno de los estilos internos chinos que más bienestar produce a todos los niveles. Así, llegamos al final del seminario con el espíritu muy feliz, más que otras veces, si cabe, por la oportunidad de haber podido realizarlo en un espacio tan singular como San Cai Men. Todos los compañeros coinciden en destacar que en este lugar se nota una gran tranquilidad durante la práctica; sientes la paz, el silencio, más calma interior. El contacto con la naturaleza es siempre recomendable para la práctica del wushu; pero en comparación a ejercitarse en un parque, en San Cai Men notas además una energía de familia, como si estuvieras en un monasterio, donde todos se conocen, donde no pasan curiosos mirando cómo practicas.

“Little Wudang”, lo bautiza acertadamente Joan, uno de los compañeros, y los demás no podemos más que compartir esta impresión. Que se encuentre ahí, inmerso en el corazón de la montaña, es una razón fundamental. No en vano la montaña tiene una entidad propia en la cosmogonía china. Incluso los principios esenciales de yin y yang son una referencia literal a la ladera soleada (yang) y la ladera sombría (yin) de la montaña. De este modo, no es de extrañar que nuestra práctica encuentre en ese hábitat la ubicación ideal, que favorece el nivel espiritual de nuestro trabajo. Shifu Carlos lo define perfectamente: “Todo el secreto, todo el poder y toda la verdad se haya en estos lugares. Sólo hay que encontrarlos y saber trabajarlos”.

En este seminario hemos podido empezar a experimentarlo. Por ello, mientras rememoro con esta crónica nuestra primera práctica en la Puerta de los Tres Tesoros, me viene a la cabeza el nombre de una secuencia de taijiquan: abrazar al tigre y regresar a la montaña (Bào hŭ guī shān). Y es que en estos tiempos de crisis y problemas, quien más quien menos abrazamos al tigre cada día… pero este fin de semana en San Cai Men, como volviendo a un refugio inconscientemente añorado, por fin hemos regresado a la montaña. En nombre de mis compañeros y en el mío propio, gracias shifu, por este soberbio regalo. Con un poema de Meng Haoran* queremos expresar nuestro profundo agradecimiento:

Cuando I Kung quiso
solo, practicar el ch'an
hizo su morada
junto a un bosque vacío.
Fuera del postigo,
un solo pico se alza.
En frente del umbral,
muchos valles profundos;
la luz poniente
trenza andares de lluvia;
verde del vacío,
la sombra invade el patio.
La mirada capta
la pureza del loto.
Entonces conoce
su corazón sin mancha.


Texto: Pilar García (Instructora del Instituto Wushusanchai)

*fuente: http://vientodepaz.blogspot.com